domingo, 28 de octubre de 2018

ODA A SAMUEL FULLER



                            Resultado de imagen de samuel fuller                       

Samuel Fuller, autor modelo de Cahiers,
naturalizado francés, genio eterno de la serie B,
escéptico y lúcido como una lámpara encendida al amanecer,
malinterpretado y apropiado como Wagner,
con tu cámara escribes en la página de la pantalla,
colono del cine, moderno pionero, último primitivo,
fieramente tierno, impenitente compasivo,
barroco trágico,
violentamente pacífico,
aguerrido guerrero antibélico,
idealista, soldado antimilitarista,
en tus películas de guerra que casi no tienen extras
la batalla es el cadáver de una niña en las ruinas,
la locura es una bailarina ebria que desquicia la trinchera,
y sale la muerte del cañón de tu cámara, que apunta y dispara
como cuando gritas acción con un revólver en mano
y en la otra el dedo acusador de un habano,
te revelas como un mago del espacio,
tu cine de guerra tiene unidad de lugar y una estructura circular
donde tus personajes gozan de una segunda oportunidad,
un mito recurrente, la vuelta al lugar del crimen
o del amor,
el teatro de la guerra de Corea es un templo de Buda o la selva
donde un enemigo invisible acosa a una patrulla perdida,
pero deconstruyes los tópicos que devienen ritos fantasmagóricos,
como buen autor superas los géneros,
pionero, parece que todo lo ruedas el primero,
en tus westerns los travellings construyen las cabalgadas,
los duelos son la intensidad de tu mirada,
y el espacio y el clima fluyen del ángulo de la cámara,
tu puesta en escena impacta como una bala exacta,
tu ojo es el pistolero más rápido,
y el frenesí de los asesinos reside en la locura de tus planos,
Samuel Fuller,
némesis de políticos e intelectuales,
tu libertinaje ideológico hace enemigos en todas partes,
vehemente y turbador, efusivo y firme,
te pareces a tu musa Constance Towers
y a tu meceneas Darryll Zanuck, de la Fox,
exhibes las insignias del horror para combatir el horror,
eres hermano de Nicholas Ray, hijo de Raoul Walsh,
un anarquista reaccionario como Ford,
tu verdadera musa es la pasión,
cirujano de guiones,
tus planos son musicales,
cineasta de rodaje raudo y nervio puro,
genio de la serie B, b de tu idolatrado Beethoven,
otro inadaptado, como tú rey del contraste
que habría sido tu mejor personaje;
de tu juventud como periodista
provienen tu cine naturalista, documentalista,
el latido de los marginados, el ladrido de los desfavorecidos,
y tus primeros planos parecidos a primeras planas,
las imágenes inaugurales de tus obras que atrapan como titulares,
Samuel Fuller, director maldito y mutilado,
reportero y fusilero
que rodaste la entrada de los aliados a Falkenau,
arrebatado antirracista, airado individualista,
novelista,      
tu cine es palabra en movimiento, imágenes escritas,
espasmódico rupturista,
paroxístico incorformista,
a contracorriente como un salmón que busca la muerte,
enemigo de Hollywood, cineasta independiente,
tu cámara ama y odia a tus personajes,
en travelling los abraza, con un zoom les dispara,
baila con ellos en un ballet de espectros,
los besa, los acaricia, los mata.









miércoles, 3 de octubre de 2018

DÍAS SIN HUELLA




        Resultado de imagen de the lost weekend 1945

A la luz venenosa del alcohol
la camarera es Cleopatra que en el Nilo boga
entre las islas de las mesas,
y el tiempo es un tren del que a velocidad de vértigo
no me puedo bajar.
Bajo la luz estridente del whisky
la botella es una lámpara de Aladino
que con su genio me concede setenta deseos
y el amor de Helen es una araña
que con sus patas peludas me anda por la cara,
la soledad es una fiesta
en que sombras brindan con mis sombras por mis sombras,
y los amigos son los cómplices
del asesinato de mi perro, de mi gato.
A la luz de las copas obesas
mi máquina de escribir es un piano
que algún día tocaré como un ruso
y mi sonrisa es de calavera ebria
que de mí se burla en los espejos,
 la copa es un océano con una tormenta
adentro
y la luz es una puta con una cuchilla
en cada mano,
la calle es un teatro en que la vida representa
escenas fugaces, elegantes, tan felices,
y el cariño de mi hermano Wick es un murciélago
que se emborracha con mi propia sangre.
                  
A la sombría sobriedad
Brahms, Beethoven, Bach son tinieblas sordas
y la vergüenza la amante más complaciente.
A la luz negra de la sobriedad
el sexo es una zarza que arde ciega
y el miedo es mi padre, mi jefe, mi amo,
la hora un desierto de cien minutos de arena
y la humillación mi abnegada madre.
Al cristal del vaso enfermo, vacío,
el beso de Helen es baba de caracol
y el fracaso un amigo que invita a la próxima,
las tragedias de Shakespeare son rezos de viejas,
la sed la visita de una mendiga por hora.
A la sombra blanca de mi abstinencia
el dinero es agua, el agua veneno
y la casa de empeños una amiga judía
en Yom Kippur, el día del tormento, el sufrimiento,
el suicidio es un buen amigo que te presenta
a alguna de sus amigas, tan rápidas,
la navaja o la pistola,
pero sabes que con un trago
los cláxones sonarán a primeros violines
de la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

Al claroscuro de mi prosa
la página en blanco será una botella llena,
y mi primera y única frase
la vida de un pobre hombre
colgado del cuello de una botella.