
Frank, ¿aquel
descapotable tan inflamable ardió al fuego de nuestra pasión?
Joanna, el día que nos
conocimos me llevaba un tractor, no un camión.
A veces me parece que
enamorarme de ti fue peor que contraer la varicela,
cuando te ponías
sarcástica al menos no repetías la misma cantinela.
David sorprendió mi fidelidad en las sábanas frías de un hotel
de montaña,
no me estrujarás la
verdad con mentiras: nunca hubo ninguna rubia.
¿Te parecí una
provinciana britana como decía aquella niña tan pesada?
Francia, país del amor,
era nuestro destino y sus carreteras nuestra patria.
Pobres y jóvenes el sol
y el mar nos gritaron el goce de amar,
te quejas de mi
trabajo, pero no del Jaguar, de las perlas, del caviar.
Qué feliz era nuestra
hambre y sufrir el calambre de las cosquillas,
sí, creo que nuestra
primera pelea se coció con un huevo pasado por agua.
En la cama veo
fantasmas de otras si fantaseas que no lo haces con Joanna,
una noche tan
apasionada como si una locomotora descarrilara en la cama.
¿No querías tener hijos
para seguir mirándote en el espejo de de ti mismo?
Sé que te haces la
indispensable, pero gracias por encontrarme el pasaporte.
Fui yo la que mostró tu
arte a nuestro mecenas, Maurice Dalbert,
tu impaciencia y mi
egoísmo casi se divorciaron en Saint Tropez.
¿Fue en Nantes donde
como a un perro me abandonaste haciendo autostop?
Tanto criticarlos y
acabamos siendo otra pareja que se aburre del amor.
Los matrimonios son
como los coches: ilusionan, se averían y devalúan,
supe que te quería
removiendo mi tedio en el café caliente del deseo.
Si alguien rastreara
nuestro amor, trazaría un mapa de Francia,
flamantes, todos los
coches que hemos tenido desfilan por mi nostalgia.
La cena estaba incluida
en el alojamiento y los mosquitos eran afrodisíacos,
he leído que después de
las vacaciones suben las estadísticas de divorcio.
Nostálgica y
contradictoria, adoro ir marcha atrás y
en dirección contraria,
conmigo siempre has
estado segura, nunca tomo una dirección prohibida.
Frank, a nuestra edad
la unión es un viaje con seguro a la comprensión,
la confianza, Joanna,
es una carretera con curvas, discontinua pero segura.
Al norte de la pasión
nos confortará el lento ocaso del sol de medianoche,
al sur de la juventud
esperan la plenitud de nuestra hija, la última noche.
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