lunes, 23 de abril de 2012

LECTOR CLANDESTINO


  Sobre el “El Gatopardo” de Lampedusa y el de Visconti (I).

Soy tímido y pedante, oscuro y lúcido, desgraciado y feliz: la semana pasada leí a escondidas “El Gatopardo” en el banco, con el mismo truco del que me valía en casa o el colegio, cuando los carceleros eran mi padre y el profesor, y no el director de la sucursal: ocultar el libro bajo un palio de papelotes delante del ordenador. Cada vez que chillaba el teléfono, dejaba que lo consolara algún gentil compañero, y los clientes de la caja atribuirían mi embobamiento al estudio de los ingresos de algún aspirante a un préstamo inverosímil, y no al seguimiento de la melancólica trayectoria del Príncipe Salina hacia su primer vals con la muerte, esto es, con la belleza dolorosa, demoledora, inevitable, de Angelica Sedara.



Y a todo esto, quién me iba a decir que sería Rajoy el que me inspirase –un involuntario, inédito brillo chispeando de sus gafas– despabilar al gran Lampedusa del sueño de mi biblioteca, cuando farfulló en un telediario que había que reformar el sistema si queríamos mantenerlo: cambiarlo todo para que todo siga igual, que decía el Príncipe, parafraseando a su sobrino Falconeri en referencia a la supervivencia, tras la unificación de Italia, de la nobleza como clase social.

Un viernes de varias semanas atrás, esquivé por una vez a mi consorte y, lo que es más, a mi anarco–existencialista hija de medio año (no deja de quejarse de haber venido al mundo), con la excusa de haber quedado con el jefe, para ampararme bajo los fueros universitarios de una sala de la Facultad de Periodismo donde se proyectaba El Gatopardo según Visconti. Como aún no había leído la novela, ni por ende imaginado a ningún personaje, no pudo defraudarme la visión del director, que por contra sí que ha usurpado mi fantasía durante la lectura, imponiéndome la suya: ¿cabe imaginar a otro Príncipe que no sea Burt Lancaster?



Tres horas después, de vuelta a la ordalía de lloros, papillas y pañales, aún estaba tan anonadado, dilatadas las pupilas tras la oscuridad luminosa, que Ana me acusó de venir de engañarla con otra. Y en parte lo había hecho, con el fantasma de Claudia Cardinale.



Ya que nada hay más fácil que teclear haciendo que trabajo, ni nadie se me sienta enfrente solicitándome un buen consejo para sus inversiones que solo beneficiaría al banco y a mi conservación de esta butaca tan inestable, en próximas entregas me gustaría hablaros de varios aspectos de la relación entre la novela y la película –así tendréis tiempo de revisitarlas–, y a ver si deja de sonar por ahí el maldito teléfono.

Le he enviado este proyecto de blog a mi hermano, un novio formal de la cibernética, y se queja de que en lugar de tanto aperitivo ya debería haberos servido el primer plato –si es que en verdad hay carnaza comestible–, porque no se ha visto ningún cocinero que nos cuente su vida en vez del menú, pero es que como buen admirador de Tristam Shandy a mí lo que me gustan son estos preludios, circunloquios, extravíos, desviaciones del camino recto y perversiones de la versión directa. Lo que sí me convence es su idea de que lo mejor para leer en horario de trabajo es hacerlo en formato ebook.

Cambiarlo todo para que todo siga igual.


4 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog que apareció,por cosas del destino, en mi cuenta de twitter.
    Ya me gustaría a mí tener delante, mientras espero horas y horas de trámites,un funcionario como tú/usted, delante, para poder compartir sobre cine y literatura y hace menos banal la espera.
    NO se preocupe por los platos de entrada, a veces los canapés son mejores que el menú mismo, y los comensales ya ni aprecian los platos, por la exquisitez de los entremeses.
    Mis felicitaciones y mi ánimo por el blog. Tengo EL GATOPARDO escondido entre montones de libros (y a 15.000 kms de distancia, eso es peor, y la película no la he visto, pero espero saldar pronto la deuda, al menos para poder degustar estos canapés que aparecen por este blog.

    Un saludo desde Santiago de Chile y gracias,

    Miguel

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  2. Gracias, Miguel! Será un placer tenerte por aquí degustando las viandas.

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  3. Felicitaciones por el blog, ya tienes una lectora más :)

    Un abrazo,
    iRe ~ www.androidizada.com

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  4. Gracias, Ire! :) Me alegro de que te guste! Saludos!

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