Dónde
estás, preguntaba al hierro del lago,
dónde
estás, gritaba al viento blanco de Chicago,
dónde,
en el frío de huesos de Chicago,
a
mil noches y dos mil millas de distancia,
pensando
en Los Ángeles, tú eras Los Ángeles,
Los
Ángeles era una joven tan bella como tú,
dónde
entre las sonrisas del sol de Los Ángeles al aire
y
la espuma y la música y el delirio de los neones a orillas del alba,
en
qué grieta del frenesí te habrías filtrado,
tú
tejida de sombra más clara que ninguna,
en
la cripta de qué soledad te habrías refugiado,
tú
llena de luz más oscura que ninguna.
Pero
yo sabía que no había tiempo que no te perteneciera,
que
en el mundo no había espacio que no fuera tuyo.
Dónde
estás, preguntaba a las palmeras de Los Ángeles,
dónde
estás, de vuelta de la guerra de Chicago,
dónde
a los tranvías, a las calles y garitos reencontrados,
dónde
al silencio de los teléfonos y al vuelo de las gaviotas,
dónde
a los mismos mendigos y vendedores de toda la vida,
ni
ante mí lo reconocía pero había vuelto por ti,
tallada
por un olvido más memorable que ninguna,
desvanecida
en un recuerdo más punzante e inagotable,
dónde
estás, le pregunté al Rodeo, nuestro templo,
el
museo de nuestro amor y de nuestro odio,
con
los besos e insultos del pasado acumulados en los rincones,
y
cuando te vi bailando supe que estaba escrito,
escrito
en los dados de los garitos y en la dirección de los tranvías,
escrito
en el vuelo de las gaviotas y en las luces de los neones,
escrito
en las maldiciones de los mendigos,
danzando
pura y súbita como una llama
tus
pasos estaban creando un nuevo y viejo Rodeo.
Dónde
estás, le pregunto a la carretera, al miedo,
al
furgón blindado que voy a robarme a mí mismo,
dónde
al alcance de los cuchillos de Slim Dundee,
de
las bofetadas de sus corbatas crema sobre camisas negras,
dónde
has huido del odio de mi familia
y
de la rabia ciega del teniente Pete Ramírez,
mejor
no buscarte, más remota que ninguna,
mejor
no perseguirte, más fría y sola y muda que ninguna,
solo
podré tenerte en las formas vacías y huecas
(la
traición, la huida, el robo, el asesinato)
que
la desesperación, el ansia por ti,
te
atribuyen, amor, bella y joven muerte.
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