Soy
exacto y seguro, raudo y letal,
bello
y peligroso como una mujer fatal,
solo
que yo no estoy en venta, no tengo precio, valgo la vida,
soy
frío y tranquilo, pero presto a explotar como un loco,
con
un único ojo y perfil afilado, todo yo un solo falo,
uno
entre mil,
como
a un fetiche me adoran Grant, Wyatt Earp, Bufalo Bill,
tengo
la culata de cachalote, incrustaciones de marfil,
todos
los pistoleros venderían su alma por mí,
hablo
con balas como otros con palabras directo al corazón,
soy
un rifle de repetición,
uno
de los cuarenta y tres Winchester 73,
el
Stradivarius del sicario, Guarnieri del pionero,
pertenezco
a los hombres que tañen la música de la muerte,
unas
percusiones que repercuten y puntúan el silencio fúnebre,
y
aunque he tenido dueños buenos y malos
como
Lin y Dutch, estos dos hermanos,
parezco
condenado a caer en poder de los peores,
y
como la belleza doy mala suerte a quien me posee
o
quizá la muerte atrae a la muerte como la sangre a la sangre,
todos
pelean por mí, se creen con derecho a poseerme,
tal
vez como ciertas mujeres extraigo lo más cruel de los hombres
y
atraigo a cuatreros y forajidos, a atracadores y asesinos,
ojalá
alguna vez cayera en unas manos que me merezcan,
inocentes
y blancas, de pan,
como
las de Lin,
cuya
puntería me ganó como premio en Dodge,
y
de Lin por una emboscada negra pasé a Dutch
y
de Dutch por arte del póquer al comerciante Lamont
y
de Lamont por la fuerza a un sioux
y
del sioux por la necesidad del azar al forajido Miller
y
de Miller por la codicia verde a su colega Johnny Deen
y
de Deen otra vez de vuelta a Dutch
y
de Dutch, quién sabe, ojalá de vuelta a su perseguidor Lin,
todos
pelean por mí,
ya
estoy resignado a ir de mano en mano,
me
pregunto por qué entre el bien y el mal,
esas
dos caras de la moneda del azar,
siempre
me ganan los asesinos, el hombre letal,
será
porque albergo el relámpago de la muerte potencial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario