Grimaldi
Bordone Giovanoni Cattarelli de la Rovere,
tú,
el infame que no tienes nombre porque tienes demasiados,
coronel,
ingeniero, condotiero, doctor, director,
como
un mentiroso cojeas en las muletas robadas de tus títulos,
impostor,
seductor
de busconas, genio de la malversación,
héroe
del fieltro verde que sufre la arbitrariedad del azar,
patriota
de boca llena, bordador de embelecos,
mercader
de ilusiones, tú, falsario, fingidor, falaz,
como
un rufián explotas las bellas esperanzas jóvenes,
por
cien mil el teniente no enviará a Luigi a Mathausen,
teniente,
las veinte mil prometidas para que él se quede en Roma,
muñidor
de embustes, inflador de promesas,
urdidor
de telas en que los padres se enredan por amor,
amigo
de umbrales y postales, novio de barras y esquinas,
tu
palabra es una mariposa negra sobre los escombros de la guerra,
tú,
vampiro de lágrimas, hiena humana,
en
el mercado negro de los afectos especulas con falsa confianza,
como
un novelista tramas tus ficciones,
productor
de invenciones,
que
sufren las familias de las víctimas,
desayunas
el salami que te confían para los presos,
fumas
su tabaco, los ciegas con el humo de tus juramentos,
a
cambio del broche el general liberará a tu padre,
general,
por piedad, dele a este padre de familia la libertad,
poeta
de las denuncias y las delaciones,
tú,
prolífico en deudas, polifacético en cuentas pendientes,
burlador
del dolor, equilibrista de la desesperación,
ilusionista
que de las mangas te sacas ilusiones ilusas,
turbio
de alegría, tus sentimientos son de bisutería
y
tus falacias brillan como joyas falsas,
perito
en pirita, perista de favores imaginarios,
dices
a los familiares las dulces palabras que quieren escuchar
y
no la amarga verdad,
tú,
Gianni, Giovanni, Giovanonni, como te llames,
ahora
que como un espíritu invistes el cuerpo de De la Rovere,
ahora
que impostas su temeraria apostura y su fama de gallardía,
ahora
que el general es un zombi que obedece al Reich,
ahora
que su leyenda trasciende de tu colonia de dandy,
de
tanto actuar como de la Rovere,
ten
cuidado, no vayas a creerte tu papel,
de
tanto interiorizar su orgullo y dignidad,
ten
cuidado, no vayas a convertirte en un héroe de verdad,
de
tanto vivir como de la Rovere,
ten
cuidado, no vayas a morir como él.
El encuentro Rossellini-De Sica, dejó esta pequeña obra maestra del neorrealismo en una época que ya estaba pasado de moda.
ResponderEliminar