lunes, 23 de febrero de 2015

LA PASIÓN DE JUANA DE ARCO


                        

Jesús, te quiero más que a mi muerte,
más que a Francia, más que a mi madre,
que me abrace la hoguera si para librarme he de negarte,
porque con tu palabra me nombraste,
y por la suerte de que me toque tu voz de noche
y de que me alumbren tus ojos de fiebre,
que en la paja me devore esta jauría de llamas,
mis lágrimas no van a apagarlas
y como fuelles las atizan las alas de los buitres.
De los sillones inquisitoriales ya se borran
los labios con larvas, los rayos en los ceños,
las barbillas hendidas, las encías estentóreas,
las barbas hipócritas, las burlas diabólicas.
Diré: me nevaron, me atardecieron.

Jesús, te quiero más que a la noche,
más que al hombre, más que a mi sangre,
prefiero morir por bruja si por santa he de negarte
y ser tu huérfana en el mundo,
la hija que vela el cadáver de su dulce padre,
que mis huesos se evaporen en el humo y el olvido
y que mi tumba sea el aire
y mi lápida el mármol de las nubes.
De los sillones inquisitoriales ya se borran
las venas del odio, las lenguas de escarnio,
las cuevas de las bocas, las verrugas corruptas,
los ojillos de cerdo, los mechones como cuernos.
Diré: me llovieron, me atardecieron.

Jesús, te quiero más que a mi nombre,
más que al aire y que a mi suerte,
más que a mi fe y la fuente de donde fluye,
te quiero más que a mi muerte,
y por ceñirme con tu corona la frente,
antes que negarte
prefiero que arda mi sangre en el rastrojo del valle,
que mi epitafio sea el viento
y el humo el rostro de mi recuerdo.
De los sillones inquisitoriales ya se borran
las canas malvadas, las arrugas depravadas,
las cejas escépticas, las lenguas sarcásticas,
todos los jueces pasto de la gula de los gusanos,
de la lujuria de la muerte,
de la pereza de los huesos y la ira de las calaveras.
Diré: me anochecieron, me madrugaron.  
     
             
                                                                                                                             

2 comentarios:

  1. Hijo bastardo de un gran propietario y su ama de llaves,¿puede ser q.Dreyer viera en Juana la inocencia y la fé de su madre,obligada a darlo en adopción?

    ResponderEliminar
  2. Podría ser, el grado asociativo o de identificación de todo gran artista como él es imprevisible.

    ResponderEliminar