sábado, 25 de octubre de 2014

EL CAZADOR



                  

El fuego de la fundición forjaba nuestra juventud,
y en las chozas bailaron las llamas de la venganza,
el humo ahondaba los silencios de nuestra paz
y racimos de bombas se desgranaron en rostros de ira,
los ocres aromas del otoño se corrompieron en acres hedores.

I love you baby, nos cantan los hombres del Vietcong,
I need you baby, silban las balas perdidas en Shaigon.

El blanco frío de nuestro invierno estalló en la selva,
y nuestras risas, que como mariposas revolaban en el vaho,
se astillaron en alaridos caídos por el pozo del dolor.

You’re just too good to be true, cantan los torturados a la Muerte,
I wanna hold you so much, le prometen los prisioneros de la noche.

Confiamos en ti, Mike, como en un padre alegre
que reparte los juegos y los consejos, la merienda y las sonrisas,
un padre risueño y viudo que con su palabra nos cobija de la lluvia
y con la barba nos hace cosquillas en la nostalgia,
tienes en el costado algo forrado y acolchado que nos acoge,
un nido en el que nos enseñas a volar,
aunque seas de acero, tu compañía es blanda y cálida,
una crisálida que nos guarda de las amenazas,
una especie de colchón donde nos enseñas a amar y a morir,
pese a los frenazos de tu mente o a las curvas de tu lógica
en tu Impala nos sentimos seguros como en el seno materno,
pero también sabemos que nos puede llevar a cualquier sitio,
a los lagos, a un verano del sur, a Vietnam del Norte:
tu locura, Mike, es la única que guardará la cordura,
tu rareza la única que normalizará nuestro mundo.

Mike, loco, cazas ciervos como si no los amaras,
amas a nuestras mujeres para convertirte en nosotros,
matas a los chinos como si fueran ciervos.

El cristal helado del aire reventó en esquirlas de calor,
los camiones que a medianoche mugen en la autopista
se convirtieron en tanques que horadan la voz de los pantanos,
las albas azules en sangrientos atardeceres.

I love you baby, ladran las metralletas del Vietcong,
Oh pretty baby now that I found you, stay,
piden a los prisioneros sus captores,
Oh pretty baby don’t bring me down, I pray,
tararean desde las alambradas los vigilantes.

Te necesitamos, Mike, como a un guía que lee el bosque,
y para nosotros dos, Nick y Steve, es un orgullo de hierro
que si la silueta de las nubes augura felices presas
prefieras para la caza nuestra cómplice agilidad y sigilo amigo
al pesado Axel, a la agria fealdad de Stan, a John el torpe,
nos gusta que nos marques la inocencia de las mejillas
con la sangre del himen de la muerte,
con la sangre del primer chino y del último ciervo que cacemos,
con la sangre de nuestros juramentos infantiles.
Mike, aunque seas de acero
en tus historias se abrigan nuestras novias.

The sight of you leave me weak, cantan los agonizantes a la Muerte,
There are no words left to speak, juran a la Muerte sus esclavos.

Los amigos de la barra se transformaron en enemigos emboscados,
los filetes del asado en cartílagos que se disputan los cerdos,
las camas de nuestras novias en jaulas donde nos muerden las ratas,
los ebrios orgasmos en sordos disparos de la ruleta rusa,
el billar en mesa de tortura, los tacos en palos,
las gabarras del río en balsas con fardos de cadáveres.

Mike, loco, cazas a los chinos como si no los odiaras,
disparas a los ciervos como si fueran chinos,
temes a los chinos para convertirte en nosotros.

I need you baby to warm a lonely night
suplican a la Muerte los hijos del dolor,
Let me love you baby
le piden los olvidados del perdón.

Mike, adoramos tus ritos y tus símbolos, las supersticiones
que domestican las fieras de tus culpabilidades,
admiramos tu tendencia a torcer el ánimo y retorcer las palabras,
a expiar tus deseos desnudando el frío cuchillo de las resacas al alba,
a sublimar tu afán de dominio en el carisma de la amistad,
bebemos la leche de tus consejos y el vino de tus ceremonias,
somos distintos –Steve infantil y Nick más difícil-
pero los dos coincidimos en honrarte, genial ingenuo,
vago extravagante, romántico sin corazón,
en acariciar tu confianza como a un perro blanco,
Mike, aunque parezcas de acero tienes las costillas de arcilla
y nos haces latir el pulso oscuro de la sangre.

I love you baby, nos cantan los asesinos del Vietcong,
Trust in me when I say, nos dicen al firmar la rendición,
At long last love has arrive, cuando aterrizan en Shaigon.

Despiértanos de esta borrachera de sangre, Mike, devuélvenos
a nuestra comunidad y seguridad de rusos americanos
como una patria concéntrica a la patria,
guíanos con la brújula de tu instinto de peregrino puritano,
haznos regresar y cúranos las heridas del espíritu,
perdonaremos al ciervo, distinguiremos cada hoja del abeto,
acordes con el latido de la Naturaleza
aceptaremos si hace falta morir de frío en la cuneta,
por ti seremos el ciervo que pace su mirada en el paisaje,
eres el viento del monte y el corazón de la amistad,
Mike, volverás a exorcizarnos los miedos de la infancia
y recaeremos en el hechizo de la homosexualidad latente,
llévanos de vuelta, amamos el hogar
y tú eres el espíritu del hogar,
o si lo prefieres, Mike, detén el tiempo o reviértelo como un dios
y no permitas que desertemos del hogar y de la vida.  


   

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