lunes, 18 de mayo de 2015

FRAUDE (F FOR FAKE)


                  

Ser húngaro, al tercer trago búlgaro, siempre zíngaro,
llamarme Elmyr de Hory, o de Clery, o de Frery,
no ser pintor y serlo todos,
un actor, un fingidor, un falsificador,
ser noble y pobre o millonario y miserable,
un marqués en zuecos o un plebeyo con monóculo,
pintar Picassos falsos y Modiglianis auténticos,
no vender ningún cuadro y exponer en todas las galerías,
ser olvidado por la historia pero inmortal en el museo de la memoria,
componer el engaño a través de mi desengaño,
carecer de estilo para no renunciar a ninguno,
tenebrista al alba, surrealista en la siesta y si borracho realista,
perpetrar ciertos bodegones, cometer retratos geniales,
ser un gran maestro de la mentira y aprendiz de la verdad,
un verdadero falsario, alguien sincero y mendaz,
olvidar que existieron Magritte, Chagall, Bonnard,
como de Cervantes se olvidó Pierre Menard,
ser italiano pobre, francés tullido, holandés de una oreja,
sufrir todos los alcoholes y disfrutar de todos los dolores
necesarios para emocionar con los colores,
pintar en el lienzo en blanco del olvido de mí mismo,
dibujar degeneradas colecciones hurtadas a los nazis,
trazar hallazgos descatalogados, legados secretos,
ser un auténtico artista, un falso falsificador,
un verdadero truquista, falaz como todo realista,
vivir en Ibiza, en un palacio tapiado o una cárcel con vistas al mar,
creerme mis mentiras, dudar de la verdad,
ser un vividor, un burlador, un bebedor,
defraudar a expertos fraudulentos, enriquecer a marchantes,
evidenciar a historiadores falaces, a expertos farsantes,
acariciar como a otras pieles distintas versiones, todas veraces,
hechizar al hechicero Welles,
convertirme en su metáfora del creador,
ser un artista, es decir, un embaucador, un prestidigitador
que verdaderamente engaña al espectador,
un impostor, un estafador,
convertir en ficción mi vida y mi vida en ficción,
ser un gitano genial
que ha sorprendido su trashumancia en esta isla solar
como en alguna cama inesperada una frígida su sensualidad,
ser un pintor, es decir, un falsificador,
un prestidigitador de la verdad,
un actor en realidad,
que en la última película de Welles
ha incorporado a un personaje que en otra toma –ojalá la última- repite:
ser húngaro, al tercer trago búlgaro, siempre zíngaro,
llamarme Elmyr de Hory, o de Crery, o de Frery,
no ser pintor y serlo todos,
un actor, un fingidor, un falsificador
                      


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