Lisa, me encomendaron
hablarle a tu silencio, atender a tu indiferencia,
cuidar de ti, una
actriz que estaba muda y fría como una lápida,
la enfermera se
presentó como Alma, era torpemente joven, simple,
alegre como yo cuando
no me había hallado una máscara bajo la máscara,
eras una paciente
fuerte, inteligente, y temí a tu silencio de hierro,
intuí que
voluntariamente te habías retirado de la escena de la vida,
todos me escrutaban,
espectadores y vecinos, los críticos y los amigos,
estaba harta de que
cada gesto estuviese previsto, cada diálogo escrito,
te miraba y admiraba,
cuando actuabas te desbordabas en todas las mujeres,
tenías un marido ciego
y un hijo rubio que se parecería al que yo tendría,
Alma me gustó, su
compañía era redonda y cálida como la de un perro,
y le encantaba que la
acariciase con los ojos y la mirase con las manos,
creía que solo estabas
interpretando otro papel, el de enferma,
y disfruté actuando
contigo en el radiante escenario de la playa,
me sentó bien escuchar
las voces del mar, la risa del sol, a Alma,
pude estudiarla para
componer cierto personaje de un film de Bergman,
me halagaba que como
una psiquiatra escucharas mis confesiones,
que en la orilla
rompían contra las rocas de tu silencio,
me desnudó secretos de
amores y desamores, de su adulterio y un aborto
que como de un parásito
le libró del horror de tener un hijo,
fumamos, bebimos,
reímos, nos palpamos el pensamiento,
nos fundimos en una
sombra, en la silueta de una mujer bella y sabia,
y cuando me hablaste y
en sueños nos abrazamos como hermanas
y nos identificamos y
reconocimos en el espejo de la noche,
Alma creyó que ella,
una enfermera, podría convertirse en mí
igual que en la
película yo me convertiré en ella,
luego volviste a
petrificarte en tu silencio,
negaste haberme dicho
ninguna caricia ni tocado con ninguna palabra,
profanando mi carta
Alma leyó que le estudiaba expresiones y ademanes,
que solo era una figurante
en la tragedia de mi vida,
como a un cordero en tu
matadero degollaste mi confianza
y bebiste de mi sangre
para alimentar a tu personaje,
se ofendió de que yo no
aceptara el pan de su simpleza,
bajo su mente
cristalina no pasan monstruosas sombras,
no volverás a besarme,
enemiga, tienes la saliva venenosa
y el gusano del
análisis te carcome la nuez de cerebro,
Alma sabe que actúo
ante mí misma y quiere que ahogue
a la fingidora que
calla por la boca de mi máscara,
te maquillas hasta el
sueño, te perfumas las lágrimas,
ni en las pesadillas
dejas de vigilarte como a una pupila,
le enseñaré que los
besos son de mentira y las palabras imitadas,
que los sentimientos se
impostan y las esperanzas se defraudan,
no soy como tú, somos
iguales,
me parezco a ti, la
cara es máscara y la máscara cara,
nuestros rostros se
superponen,
todos actuamos, tu
recuerdo será una cicatriz,
volveré a mi papel de
esposa y madre, de actriz.
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