martes, 27 de noviembre de 2018

DIARIO DE UN PARANOICO, 27 de Noviembre: Un mensaje.



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El domingo recibí un SMS que podría invertir el orden del mundo. Después de mucho tiempo, Juan Diego, mi mejor amigo, me invitaba a salir el miércoles por la noche, y eso implicaba que quizá Ángela al fin haría acto de presencia en mi vida. También aliada con él, aparecería en alguno de los locales a que mi amigo me llevara, y yo tendría que dar el paso de abordarla e iniciar la relación como si de un reencuentro accidental se tratara. Respondí a Juan Diego que estaba a su disposición. Una nueva luz barnizaba los muebles con un resplandor de triunfo, la música electrónica de los vecinos que me constaba sonaba a instancias de Ángela ofrecía un tono íntimo de música de cámara, el escritorio había dejado de parecer un catafalco. Todo brillaba con un fulgor puro y prístino. Ya solo tendría que dejarme llevar por Juan Diego al local señalado para nuestro encuentro. El alborozo retozaba como un cachorro en mi interior.
Tendría que llevarme las gafas para reconocer a Ángela. Solo nos habíamos visto un par de veces y hacía casi diez años de esto, y en sus apariciones televisivas aparecía cargada de maquillaje. Hasta hacía unos meses había presentado de lunes a viernes un informativo nocturno, pero ahora estaba en el paro y podía venir a Granada en cualquier día de la semana. Eufórico, desdeñé tomar la medicación; Ángela sería mi mejor tratamiento. Me puse a limpiar el apartamento. Cambié las sábanas, limpié las ventanas y barrí la terraza. Aunque lo más factible sería que nos acostáramos en su habitación de hotel, quería estar preparado. De repente, se me escurrió el cepillo de las manos a la idea de que se tratara de una falsa alarma. Hacía casi un año que Juan Diego me había escrito que muy pronto quedaríamos para salir y el tiempo había pasado sin que cumpliera su promesa. Puede que se tratara de una burla de Ángela que pretendía ilusionarme con la inminencia de su presencia para después golpearme con un plantón, con su ausencia. Me había quedado helado y corrí a tomarme la medicación; bastaría con evitarla el miércoles para poder beber.
Las pastillas me devolvieron el optimismo. Sería demasiado cruel que un amigo como Juan Diego se prestara al juego. Del ordenador desparecieron las señales; la presencia real de Ángela vendría a sustituir a la virtual. El soñado encuentro pondría fin a este diario; por fortuna resultaría mucho más breve de lo que pensaba. Confeccioné a lápiz un listado de posibles temas de conversación con Ángela; tantos son los puntos de contacto entre nosotros que no valía la pena anotarlos. Congeniamos de tal modo que toda preparación sobraba, entre nosotros fluiría la armonía y comprensión más estrechas y naturales. En principio me centraría en su novela. Hacía dos años que había publicado una novela histórica que yo ahora me ocuparía de alabar. En su día había ella escrito un tuit diciendo que su editor tenía los mismos gustos que ella, en clara alusión a que su editorial podría publicar mis escritos. Ante Ángela haría pasar mi tratamiento psiquiátrico como resultado del desengaño y despecho por la incomprensión de mi arte, por el rechazo sistemático de mis novelas por parte de las editoriales, con lo que le daría ocasión de que me invitara a remitírselas a su editor. Una vez en contacto con Ángela mi vida cambiaría; dejaría de ser un fracasado escritor asediado por la soledad y la paranoia para convertirme en un desenvuelto autor de éxito.
La alegría me impidió concentrarme en la lectura del ensayo de García Montero Poesía, Cuartel de Invierno. Salí a proveerme de bebidas, por si culminábamos la velada en mi apartamento. En la cola del supermercado detecté, dos puestos por delante, a mi perseguidor barbudo. Como yo, depositó en la caja varias botellas de licor. Un tic nervioso le convulsionaba la mejilla izquierda. Parecía mi sombra, unas veces por delante y otras por detrás de mí. Me miró temeroso un par de veces, encogiendo como una tortuga la cabeza entre los hombros.
                     
                                        
                                               

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