miércoles, 4 de julio de 2012

SOBRE GILDA



-Querido cinéfilo, gracias por venir, estamos en un programa especial de ese desdoblamiento esquizoide tuyo tan típico y del que tanto te jactas creyéndolo un síntoma de creatividad, y no de imbecilidad mental.

-Gracias, estoy encantado de estar contigo, pero que conste que preferiría dormirme de una vez y dejar de dar vueltas en la cama.

-También yo te daría una bienvenida más calurosa si tú y yo no lleváramos toda la vida juntos. Bueno, como sabes, este especial está dedicado a "Gilda".

-¿Cómo no voy a saberlo? Lo has programado porque esta tarde la he visto en DVD.

-Antes de entrar en materia y de que nos deleites con los tópicos de costumbre, ya que se supone que soy tu lado más crítico, me gustaría saber por qué sigues con el blog si ya no te lee ni tu cuñado, ya que está creciendo como aquellos vegetales que acababan por convertirse en ladrones de cuerpos.

-Me leen mis dos hermanos.

-Ramón lo hace para que le leas otro de sus relatos. ¿No te das cuenta de que hablas de películas que nadie ha visto y de libros cuyo título no deberías ni atreverte a pronunciar?

-Escribiendo el blog a veces me siento como Monseiur Teste. Además, es una especie de diván virtual. Y sobre todo, como sé que la consorte no lo sigue, me sirve de desahogo. Y en el caso de que lo esté haciendo, siempre me puede valer el divorcio.

-Cinéfilo, ése es uno de tus problemas, el abuso de la ironía. Es una enfermedad incurable y ni tú mismo sabes si hablas en serio o en broma.

-Es cierto, se trata de un arma que empieza siendo defensiva y puede acabar siendo autolesiva.

-Se supone que no puedes estar de acuerdo conmigo.

-Te equivocas: eres tú el que tienes que estar en desacuerdo conmigo.

-De acuerdo, cinéfilo, te dejaré decir la última palabra, esto es, falacia, si me permites llevarte de las orejas al tema que nos ocupa. Qué ha sido lo que esta vez te ha gustado de "Gilda".

-Los diálogos me siguen convenciendo; los sobreentendidos e indirectas entre los tres personajes principales, cuando se crea ese triángulo amoroso en que Gilda y Johnny ocultan a Mundson su relación anterior y se traban en un odio que, no obstante, están de acuerdo en ocultarle a su marido y jefe. Mis preferidas son las alusiones al bastón de Mundson, que lleva en la punta una hoja de cuchillo que se abre con un resorte.

-Cinéfilo, ya estás con tu predilección con la facilona simbología psicoanalítica. El bastón es un símbolo fálico, ¿no?

-Indiscutible, y de carácter homosexual, entre ellos dos. No olvides que ella nunca participa en las bromitas sobre el bastón. A ella la consideran la cuarta.

-Entonces, ¿no solo se trata del típico triángulo de dos hombres en pugna por la misma mujer?

-Yo diría que es un triángulo isósceles, con ellos dos en los vértices de abajo, mucho más cercanos. Mundson está enamorado de Gilda, de acuerdo, pero su apego a Johnny le hace nombrarlo heredero del casino y hasta del "trust" del tungsteno.

-Eso suena a simple relación paterno-filial: Johnny es el hijo que Mundson hubiera querido tener. A tu mente, cinéfilo, le vendría bien una esponja con jabón.

-Entre ellos llegan a decir que el bastón es más noble y fiable que ninguna mujer.

-¿Y no puede ser mera amistad?

-Ni hablar. Cuando Mundson le dice a Johnny que acaba de casarse, éste se enfurece antes de saber que lo ha hecho con su ex. Y luego disimula su enfado con una cháchara de monólogo interior acerca de que no quiere que su jefe pierda la cabeza por ninguna mujer. Se pasa la película lamentando que todos los esfuerzos y aspiraciones de Mundson se desvanezcan por culpa de una chica; ese tono admirativo es lo peor del personaje, suena falso porque con él enmascara lo que tú y yo sabemos.

-¿Algún descubrimiento nuevo en esta revisión?

-Antes has hablado del tungsteno. Todo eso es un McGuffin infumable. Y lo más grave es que por culpa de esa absurda trama, Mundson desaparece y a partir de entonces a la película se le derrite la genialidad como un cubito de hielo. Falta el tungsteno y se apagan las bombillas.

-¿Tan importante es el personaje Mundson?

-No solo por sí mismo, lo crucial es que su ausencia rompe el triángulo y la película se reduce a un simple tira y afloja entre Gilda y Johnny. De hecho los planos más luminosos de la obra son aquellos oníricos de la primera mitad en que las siluetas contrapuestas de aquellos tres parecen estilizadas por los delirios del amor y del odio.

-¿Y qué me dices del striptease simbólico del final?

-De acuerdo. Alguien dijo que ella se quita los guantes como si se bajara las bragas.

-¿Adónde vas? Todavía tenemos que hablar del tono fatalista del narrador, tan típico del cine negro, y su conexión con las supersticiones de ella.

-Necesito ir al baño.

-De acuerdo, señoras y señores, aprovechamos para un corte publicitario, no se vayan todavía, apenas son las cuatro de la madrugada. Y tú, cinéfilo, no vayas a hacer trampas y tomes un somnífero a escondidas.

                    

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